En una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el estudiante Andrés Francisco Martínez Rosales detalló que las cápsulas liberarán clorofila, amonio (NH4+) y nitrógeno (N), que son favorables en los cultivos.
Martínez Rosales explicó que las cianobacterias son microorganismos conocidos como algas verde azuladas, las cuales liberan oxígeno por su acción fotosintética lo que permite, en este caso, su uso como biofertilizante.
“El objetivo es lograr un encapsulado que permita la acción prolongada de las cianobacterias y que reduzca el impacto ambiental”, indicó Martínez Rosales, quien realiza una estancia en el Instituto Tecnológico de Tepic (ITT).
“Las cianobacterias aportan nitrógeno al suelo y son usadas como fertilizantes orgánicos; además, usando una cápsula orgánica también se eliminarían residuos tóxicos y salinos en la tierra, contrario a los químicos que ya se usan en cultivos”, agregó.
El estudiante señaló que su tesis doctoral va dirigida a la creación del vehículo biológico a partir de polímeros, como el alginato, la gelatina y el quitosano.
El investigador mencionó que el modelado estructural de las moléculas de cada biopolímero se realiza por computadora para identificar sus interacciones y elegir la combinación adecuada del proyecto, el cual se realiza en el ITT
“En seis semanas tenemos que terminar este trabajo. Lo que estamos haciendo es poniendo estas estructuras moleculares modeladas en la computadora de los polímeros y hacer las interacciones entre ellos para conocer si son hidrofóbicas, si tienen enlaces de hidrógeno (H), carbono (C), varias interacciones entre alginato, quitosano y gelatina”, puntualizó.
Martínez Rosales dijo que dicho modelado es importante porque brinda predicciones, las cuales arrojan información de cómo una molécula se formaría y si tienen carga diferente y no se pueden mezclar; además, ofrece datos de las cantidades necesarias a usar.
El alumno explicó que los científicos de Umar desarrollan investigaciones sobre un consorcio de cianobacterias Fischerella, Chroococcus, Anabaena, Nostoc, entre otras, encontradas en una raíz de papaya.
Estas cianobacterias tienen propiedades para brindar nutrientes y acondicionar el suelo para que sea fértil, también son capaces de remover los contaminantes del suelo.
“Han experimentado con el cultivo de maíz y al aplicar los microorganismos han logrado resultados efectivos de 50 por ciento contra el fertilizante químico como la urea, pero se busca que el biofertilizante dure más tiempo en el suelo”, dijo.
En un inicio, los científicos aprovecharon medios líquidos para contener los microorganismos y lograr la aplicación al suelo; sin embargo, estos morían tras perder humedad y concluía la actividad fertilizadora.
Por ello, Martínez Rosales planteó a los investigadores utilizar alginato de sodio, un biopolímero empleado en la industria alimenticia para encapsular lactobacilos y otros microorganismos para extender la vida de las cianobacterias.
Además, propuso usar gelatina para guardar agua y quitosano, al que se le atribuyen propiedades antifúngicas.
Uno de los problemas que se encontró el investigador es cómo mezclar los biopolímeros, pues solo existen informes científicos sobre el alginato, que es un quitosano empleado en nanopartículas y micropartículas.
Como resultado de las investigaciones surgieron tres propuestas para la elaboración de las perlas de biofertilizante, las cuales serán probadas en invernadero y después en el campo.
Las perlas serán una propuesta mexicana para todo el mundo sobre la bioencapsulación que sería un medio barato, pues los polímeros utilizados son residuos de algas y huesos, resaltó el estudiante.
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