El azúcar que actualmente se consume proviene en su gran mayoría de alimentos y bebidas de bajo valor nutrimental.
A estos productos se les agregan azúcares durante su fabricación o preparación por lo que se les llaman azúcares agregados o añadidos.
Cuando se consume este tipo de azúcar en exceso, es dañina para la salud.
Algunos alimentos como la fruta y la leche contienen azúcares en forma natural, estos azúcares, a diferencia de los añadidos, no represen- tan un problema para la salud y además están acompañados de vitaminas, minerales y otros elementos benéficos como fibra y antioxidantes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) expuso una serie de lineamiemtos para la ingesta de azúcar en niños y adultos, basados en la mejor evidencia científica disponible.
El organismo mundial recomendó reducir el consumo de azúcares libres a menos del 10 por ciento de las calorías totales diarias y destacó que una reducción a menos de cinco por ciento proporcionaría beneficios adicionales para la salud.
En México el consumo de bebidas azucaradas inicia a edades muy tempranas, revelan estudios.
La OMS destacó que el consumo de azúca- res aumente la ingesta calórica y reduce el con- sumo de alimento un punto de vis- ta nutricional, lo cual existen un mayo riesgo de desarrollar enfermedades cróni- cas, como la diabe- tes; enfermedad que a partir
del inico de siglo actual es la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en hombres a nivel mundial.
Según datos presentados a finales de 2014, en México las bebidas azucaradas son responsables de más de 24 mil muertes cada año, y entre hom- bres y mujeres menores de 45 años.
Las bebidas azucaradas causan 22 por cien- to y 33 por ciento, respectivamente, de todas las muertes relacionadas con diabetes, enfermedad cardiovascular y obesidad en el país.
Asimismo, en México los costos de la diabe- tes atribuidos al sobrepeso y obesidad, represen- tan un costo de entre los 82 y 98 mil millones de pesos, según cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C.
En este mismo sentido, de acuerdo con el análisis de datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT) , en el país entre el 57.8 por ciento y 84.6 por ciento de los individuos, dependiendo el grupo de edad y sexo, tienen un consumo usual inadecuado de azúcares añadidos (por arriba del límite superior recomendado que es menos 10 por cien- to del total de energía consumida) a nivel nacional.
De acuerdo a estos datos, el consumo de azúcares en México se encuentra muy por encima de la nueva directriz desarrollada por la OMS, por lo que es necesario fortalecer la regulación actual, la promoción de estilos de vida saludables, así como la creación de políticas públicas que propicien opciones de alimentación saludables.
Principal causa Según expertos, las bebidas azucaradas son la principal fuente de padecimientos en México.
Este tipo de productos son todas aquellas bebidas que contienen edulcorantes o endulzantes calóricos como el azúcar o el cada vez más utilizado jarabe de maíz. También se incluyen aquellas preparadas con polvos o jarabes que contienen azúcar, como refrescos, jugos, néctares y tés embotellados, así como bebidas deportivas y energéticas.
Diferentes fuentes afirman que en la República Mexicana, el consumo de bebidas azucaradas es alto, ya que el consumo comienza a edades muy tempranas.
La Academia Americana del Corazón recomienda que los niños menores de 2 años no consuman alimentos o bebidas añadidos con azúcares, incluyendo bebidas azucaradas. Pese a ello, en México 65 por ciento de los niños entre uno y dos años consumen estas bebidas según la Encuesta de Salud y Nutrición 2012.
El consumo de refresco en el país creció siete por ciento en el primer semestre del año, en comparación con 2015, mientras que la producción de estos productos se elevó 11 por ciento.
Autoridades mexicanas impulsaron la medida para aumentar el impuesto a las bebidas azucaradas con el fin de redu- cir el sobrepeso y la obesidad.
El Poder del Consumidor ha indicado que gravar los refrescos con un peso por litro ha sido insuficiente para lograr un im- pacto real en la salud y en la recaudación.
“De acuerdo con la OMS y la Organi- zación para la Cooperación y el Desarro- llo Económico (OCDE), el impuesto debe ser de 20 por ciento para maximizar su impacto en el sobrepeso y la obesidad”, informó la dependencia.
La producción de refresco en México demanda un millón de toneladas de azúcar; 900 mil toneladas de fructuosa; 450 mil toneladas de resina PET y 33 mil toneladas de aluminio.