09 de Octubre 2020
Por Bruno Kelly
MANAUS, Brasil, 9 oct (Reuters) – Samela Sateré-Mawé, una estudiante de biología de 24 años, tiene una creencia que la guía: si la selva tropical muere, también lo hará su tribu amazónica.
“Los pueblos indígenas son una extensión de la naturaleza, y la naturaleza es una extensión de nosotros”, dijo la activista ambiental, que se unió al movimiento “Fridays for Future” de Greta Thunberg para salvar la selva.
El activismo ambiental, sostuvo la joven en diálogo con Reuters, es un nuevo nombre para lo que los Sateré-Mawé han estado haciendo durante siglos.
Samela publica videos en las redes sociales y participa en los eventos de “Fridays for Future” cuando no está estudiando o haciendo mascarillas anti-COVID en un taller de manualidades con otras mujeres indígenas en un suburbio de Manaus.
Los científicos dicen que el Amazonas, la selva tropical más grande del mundo, absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono y su preservación es vital para frenar el cambio climático.
Samela señala que Greta es una inspiración para ella, pero más lo son sus raíces en la cultura indígena amazónica, de donde deriva su preocupación por el medio ambiente y la selva, que está amenazada por madereros ilegales, la expansión de las tierras y de la explotación minera.
Los Sateré-Mawé son habitantes de la selva cuyas tierras ancestrales estaban junto a las cabeceras de los afluentes del Amazonas. Su primer contacto con los europeos fue con los misioneros jesuitas a mediados del siglo XVII.
La explotación de la selva y las enfermedades traídas por los forasteros han llevado a cientos de los 13.350 Sateré-Mawé a mudarse a áreas urbanas, como hicieron los padres de Samela antes de que ella naciera.
En la actualidad, su principal fuente de sustento es la semilla de guaraná, que crece en una enredadera en y es molida hasta convertirla en un polvo que se usa para bebidas energéticas y como suplemento dietético.
Samela dice que la selva está amenazada por el gobierno del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro, que ha aliviado los controles ambientales y planea desarrollar económicamente la Amazonía. Esto ha animado a los mineros y madereros ilegales a invadir las reservas indígenas.
Este año, los incendios que se inician principalmente para despejar la tierra para el ganado y la agricultura en la estación seca, aumentaron a un máximo de 10 años en agosto, según datos satelitales del gobierno.
Samela cree que los pueblos indígenas son los mejores guardianes de la selva porque dependen de su biodiversidad para sobrevivir y no están motivados por la codicia que impulsa la destrucción ambiental.
“Los incendios me ponen muy triste, porque estamos perdiendo mucho territorio (…) Si la selva desaparece, moriremos”, señaló.
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(Reporte de Bruno Kelly en Manaus y Gabriel Araujo en Sao Paulo, escrito por Anthony Boadle. Editado en español por Javier Leira)