ROGER VELA
Ya sabemos que buena parte de las toneladas de plástico que consumimos al día terminan convertidas en basura que luego vertemos en el mar. Todos hemos visto el video de la tortuga que sufre un intenso dolor por tener un popote encarnado en sus fosas nasales, o el de otra cuyo caparazón fue comprimido por una red de plástico usada para vender cervezas en six pack.
Sin embargo, el plástico no es el único problema al que se enfrentan nuestros océanos y mares, existen otros que no han recibido tanta atención mediática pero que son igual o más devastadores que los popotes.
- SOBREPESCA
La captura en grandes cantidades de la fauna marina es un problema que afecta todas las regiones marítimas a lo largo y ancho de nuestro planeta. Tan sólo desde 1970 se han reducido casi en 40 % las poblaciones de las especies marinas en todo el mundo, y este fenómeno es una de sus causas. Los datos se asientan en el Living Planet Report 2016, un informe elaborado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), una organización internacional que busca, desde hace décadas, proteger el medio ambiente.
En el reporte de más de 140 páginas, la WWF señala que la sobrepesca es el factor principal en la disminución de especies –40 de cada 100 se pierden por esta práctica– seguido de la pérdida y degradación del hábitat marino, el cambio climático, la contaminación y las especies invasoras y enfermedades.
Además, la organización afirma que 31 % de las poblaciones de peces están sobreexplotadas. Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que la pesca ilegal y la pesca no regulada representan entre el 12 y 28 % de la pesca mundial.
2 CALENTAMIENTO GLOBAL
La temperatura en la superficie marina, el nivel del mar, el derretimiento de glaciares y las emisiones de CO2 son factores que han aumentado significativamente en los últimos años y que podrían generar graves consecuencias para la humanidad, las especies y el ecosistema marino.
De acuerdo con el reporte Explicando el calentamiento marítimo (Explaining Ocean Warming), elaborado en 2016 por 80 científicos de 12 países, coordinados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, las manifestaciones biológicas marcadas por el calentamiento del océano se han traducido en cambios en la biodiversidad marina, en concreto en el tamaño de las poblaciones de peces, en la abundancia de especies y sobre todo en su régimen ecológico, lo que podría generar un cambio radical en la vida oceánica.
Y aunque una de las conclusiones del reporte señala que aún falta mucho por investigar a fin de conocer de manera precisa y detallada los efectos del calentamiento en los océanos, asegura que de continuar con ese camino y no actuar contra este fenómeno, “las mayores pérdidas probablemente caerán sobre aquellas personas que confían en el océano para subsistir día a día; en concreto, las naciones costeras más pobres”.
- AGUAS RESIDUALES
A esto se suma otro de los desastres que sufren nuestros mares y océanos: los desperdicios líquidos que se vacían en ellos. La Unesco, junto con ONU-Agua, ha alertado que en muchas regiones del mundo se vierten aguas residuales contaminadas por bacterias, nitratos, fosfatos y disolventes en lagos y ríos que terminan en los océanos, lo que representa un riesgo significativo no sólo para la salud pública sino también para las especies y la vida marina.
Mientras que la contaminación del agua con excrementos humanos y animales afecta casi a un tercio de los cursos fluviales en América Latina, África y Asia, el vaciado de las aguas residuales sin tratar también intensifica la floración de algas tóxicas, y acentúa el declive de la diversidad biológica marina.
Ambas organizaciones internacionales aseguran que los disolventes e hidrocarburos producidos por las actividades industriales y mineras, así como el nitrógeno, fósforo y potasio –utilizados como abonos en la agricultura intensiva–, aumentan la acumulación de residuos orgánicos y la aglomeración de algas en los ecosistemas costeros y marinos.
Calculan que este problema afecta unos 245 000 km2 en dichos zonas, lo que equivale a casi la superficie del Reino Unido.
- DERRAMES PETROLEROS
No solo los desperdicios líquidos llegan en forma de aguas residuales, uno de los mayores peligros que enfrentan continuamente los océanos del planeta son los derrames petroleros, la mayoría producidos por accidentes humanos que han sido devastadores para el ecosistema marino y para la fauna que lo habita.
Uno de los más severos en la historia se produjo en abril de 2010, cuando falló el mecanismo de extracción en un pozo petrolero en el Golfo de México, operado por la compañía British Petroleum.
Durante tres meses, los noticieros de todo el mundo mostraron cómo la mancha negra avanzó sobre el mar sin que los ingenieros pudieran detener el desastre. Después de casi 90 días se pudo controlar la fuga de petróleo, pero el daño ya estaba hecho y era irreversible: se habían derramado al océano cuatro millones de barriles de combustible.
Los medios de comunicación reportaron que el derrame alcanzó un área que abarcó casi 1 000 kilómetros de litoral en la que vivían cerca de 8 000 especies: peces, aves, moluscos, tortugas y mamíferos marinos.
Miles de ellas encallaron en las costas cercanas, e incluso se documentaron lesiones: tumores en los peces, cangrejos sin pinzas y camarones sin ojos. Pese a que han transcurrido ocho años, aún se desconoce durante cuánto tiempo van a seguir sufriendo las especies marinas las consecuencias de este histórico derrame.
- ACIDIFICACIÓN
En las últimas décadas, como consecuencia del cambio climático, han aumentado los niveles de CO2 en la atmósfera, y el océano ha absorbido buena parte de ese compuesto –al menos una cuarta parte–, lo que ha provocado una intensa acidificación en el ecosistema marino.
Esto ha afectado la diversidad oceánica, ya que muchas especies no pueden producir o mantener sus caparazones, o simplemente es imposible que crezcan o sobrevivan en un PH marino tan ácido. Además, ese proceso daña a importantes minerales, como el carbono y el calcio.
Pero no sólo la fauna marina se ve afectada, también los arrecifes de coral y el plancton. En ese sentido, advierte la WWF, la pérdida de estas especies cambiaría la estructura y la dinámica de los ecosistemas oceánicos, y podría conducir a reducciones drásticas en las poblaciones de peces.
Por su parte, la ONU asegura que los arrecifes de coral son el hogar del 25 % de la vida marina y alimentan a millones de personas; aportan al descubrimiento de nuevos productos farmacéuticos y proveen trabajo mediante el turismo y la industria pesquera.
La organización ha alertado que se ha perdido al menos una quinta parte de los arrecifes de coral del globo, y que “si no se toman medidas mayores ahora, el planeta podría perder sus arrecifes de coral vivos y con ellos una gran cantidad de especies marinas del mundo para 2050”.
¿CÓMO SOLUCIONARLO?
¿Qué hacer ante este dantesco panorama? Además de legislar con el fin de proteger nuestros océanos de residuos líquidos, cabría tener más controles sobre la exploración petrolera e imponer sanciones justas para quienes dañen el ecosistema marino.
La organización Greenpeace propone una pesca sostenible. Se trata de un modelo pesquero basado en el apoyo a los métodos tradicionales y en la recuperación de los recursos marinos, privilegiando el cuidado de los océanos y mares, además se deben crear reservas marinas y los gobiernos deben implementar programas de protección a los litorales.
“El objetivo de la organización es que se consigan unos océanos saludables y llenos de vida, con las poblaciones de peces recuperadas, con los ecosistemas marinos bien conservados y con comunidades de pescadores sostenibles que puedan vivir de la pesca artesanal”, afirma Greenpeace.
La ONU, por su parte, insiste en que los países que aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible cumplan la Agenda 2030, cuyo punto 14 trata sobre las metas que se deben alcanzar con la finalidad de proteger los océanos.
Entre otras cosas, los países se comprometieron a poner fin a la pesca excesiva, a la pesca ilegal, la no declarada y la no reglamentada y las prácticas pesqueras destructivas para 2020. También se comprometieron a minimizar y abordar los efectos de la acidificación de los océanos.
De igual forma, se pusieron como objetivo prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo para 2025, proteger sosteniblemente los ecosistemas marinos y costeros con el propósito de evitar efectos adversos importantes para 2020 y facilitar el acceso de los pescadores artesanales a los recursos marinos y los mercados, entre otras metas.
De esta manera las organizaciones internacionales, instituciones de gobierno y grupos ecologistas buscan proveer una luz entre la profundidad con el fin de que el océano nade hacia ella antes de ahogarse por la acción humana, y así lograr que la vida sea más sabrosa para las especies que lo habitan.
Así que si vas al mar, recuerda que su protección es clave para nuestra civilización; recuerda que fue ahí donde nació la vida.